miércoles, 1 de julio de 2009

LA FÁBRICA DE POETAS - Nº22-
revista virtual de poesía
01/07/2009
Coordina: Alejandra Menassa de Lucía
"Puentes Invisibles" de Miguel Oscar Menassa
Tu triste nombre en la feliz orilla

A todos aquellos a los que les arrebató la vida un ser querido a destiempo
También a la memoria de Eduardo Antonio Puelles García

Suena la voz de tu desconocida ausencia
Pronunciando los avatares de tus miembros
Caminan ausentes los signos a tu pecho colgados
Son torpes las manos que los pueblan
Y vastas las orillas que los delimitan
Tristes las marcas que nos anuncian su muerte
Cálido el fin que nos presagia cada día nuestro comienzo
Blandas las carnes de la misericordia vana
Candorosas las lágrimas del entierro oculto
Negras y grises las lágrimas de la viuda
Blanca y carmín la foto sobre la lápida
Grande el orgullo, pequeño el mito imposible
Blanda la pena, duro el corazón
pertenencia amarga al doloroso grupo
amplísimo el camino
Fúnebre el paseo de los cuerpos
Grande el recuerdo, valiente la sonrisas y los besos
Cálido el abrazo, frío y amargo el último paseo.

M. Carmen García Mateos

"Espacio en vuelo" de Miguel Oscar Menassa.



Más suave que el delirio de la tierra

Las noches transcurrieron reposadas
en un relente de anhelos envejecidos,
nadie pronunció palabra.
Yací inconmensurable y vacía
envuelta en pieles exquisitas de rumiante decadencia.
Las voces se recostaron comprimiendo cada rizo,
aprisionando sin mesura,
locas de vanidad y encanto,
libertad de sogas y cuchillos de la malograda existencia.
Cómo conseguir la realidad inmiscuida,
cómo respirar en cada pozo del hombre para alcanzarte.
Esta soledad no será cómplice de ningún llanto,
ni soportará la incertidumbre de la no despedida.
Diré adiós cuando te mire absorto y confuso,
y te volveré a mirar dos veces más
agitando mi cuerpo lentamente
en la suavidad del odio de mis besos,
con todo el goce de mi frágil deseo.
Cuándo llegaré a tu puerta a absorber de un suspiro milenario
el tiempo de mi tiempo, en el delirio de la tierra,
cuándo.
Este dolor es insoportable,
no quiero despertar tu sueño con un grito,
ni arrancar a pedazos los versos escritos,
ni morir relegada a las últimas filas del placer furtivo de unas risas,
no quiero.
Déjame estar quieta e insomne,
abrir ventanas y tirar todo el mundo,
todo mi mundo abajo.
Amor cómo explicarte que no soy yo,
¿no lo ves?,
se abalanzó sobre mí esta torpe y desmedida ceguera,
callada para esconder todos los cauces
que irrefrenables desembocaban en tu mirada.

Susana Lorente Gómez


"Entregué mi canto" de Miguel Oscar Menassa


Acaso esperas un sueño?

Conocerte fue casi un milagro,

esperaba la noche para verte venir,

adolescentes gemidos escapaban de mis labios,

entre las sabanas un diminuto cuerpo respiraba agitado.

Que bello sueño, carne y huesos

mordiendo la noche,

desatando pasiones,

henchidos los senos,

Y tú me preguntas si espero un sueño?

Carmen Parra

"El hombre que soñaba demasiado" de Miguel Oscar Menassa


Heladas angustias

Heladas angustias
hacen de mi sangre
gotas de cristal
venas yertas
gemidos néctares
que buscan el salitre buceador.

Inclinado surco que difunde ciego
el temor senescente
de obtusas claridades
que no me alcanzan.

Turgente vuelo de evanescentes crisálidas
encrucijada de alas
mis pulsos
ya no responden a sus pausas.

Rosa Puchol

"Los brillos de la noche" de Miguel Oscar Menassa



La ciudad es melancólica y familiar

Velada de luto su más íntima mirada
la ciudad parece dormida
virgen ante la muerte del Sol
amante amputado sin remedio alguno.

Tenue y temblorosa
cual ángelus atrapado en manos en cinta
la ciudad abraza díscolos goces
y encubre a tientas ciegos que la huyen en sueños.

Escondida en las sombras del destino,
prefiere no verse envuelta en las reyertas
cuando los gitanos de pieles verde aceituna
enfurecidos, protegen a hierro a su amada luna.

¡Les cede una calle vacía y envuelta
de luna senil que cabalga impura!

Perdida en el monte de los suspiros
la pobre dulce mira a los ojos del cielo oscuro
con sutileza perfecta sobre escombros de amargura
escupe habitantes que pisan su violenta tierra.

Marionetas clavadas a elixir del tiempo
tejiendo sus hilos vestidos en cueros
a un mundo gastado deambula perdida.

Ciudad de los gritos yermos,
de los castos presagios e indecisos rumbos
ciudad incandescente al desconcierto
ciudad melancólica, violada, desnuda.

Virginia Valdominos

"La barca del olvido" de Miguel Oscar Menassa

El hombre acecha
Como surgimiento inconcluso
de perecedero vértice nuclear
se viene depositando
tras paredes palpitantes de locura
este caudaloso arenal
de impostura subida de tono.
Figuras sonoras trascienden
pequeñas galaxias femeninas
y un dosel de triquiñuela
confirma tu ausencia precipitada
a despecho de áureas vírgenes
soñadas en noches difuntas.
Una trastienda iluminada de sesgo
por inquietantes sierpes
transmutada de acoso granítico
por voluntades lúbricas
acoge al que nada sabe
cuando este hombre que acecha
levanta la cabeza
al viento de futuro.

Fernando Ámez

"Remolino de amor" de Miguel Oscar Menassa














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