jueves, 11 de marzo de 2010


LA FÁBRICA DE POETAS - Nº 49-

revista virtual de poesía

10/03/2010

Coordina: Alejandra Menassa de Lucía

*Cuadros de Gustave Cailebotte

Les orangers


LUCES Y SOMBRAS

Cuando el camino me deslumbra

entre los márgenes impuestos del sol

y a las doce del medio- día

compro la vida a plazos

entrego el busto, las canciones y las penas

me pongo la costura y los trajes,

la palma y bajo a las alturas.

El brillo de mar ya nada hace en tí

las madres fogosas de pasión

yacen junto a las tumbas vacías

de osarios huecos, de pasta incandescente.

las sábanas cubren pequeños cuerpos

lágrimas secas anuncian la decepción.

Me preguntas por la tierra, me preguntas por la patria

no tengo, nada estaba hecho para mi ,llegué

donde la nada, donde el vacío me esperaba

soy el impostor de la nación buscada

soy la tierra, la madre , selva , soy las garras.

tu el amo de garrote incansable

la mano de dios, su fuerza sobre los hijos .

También soy pobre e inútil mendigo de la historia

pedidor de mano larga, lamentador incansable de

cánticos y rezos, limpiador con rodillas de en suelo

de grandes mezquitas, soy la luz

y la sombra que no me deja brillar

soy tan como tu, que no lo soporto.

M. Carmen García Mateos



A young man at his window


“TE EMPUJA LA ALEGRIA”

Miguel Hernández


Alegre y febril

las piernas se le deslizan

suavemente por el hielo,

recostada en el ardor del frío

la miro en el infinito sol del medio día

que calma sus pesares

en un país extranjero, fuego de fuegos,

tierra de fuego.

¿cuántas horas han pasado?,

qué tiempo aquel en que solo la esperaba

sin ningún temblor,

qué añoranza religiosa me aqueja hoy

al verme partir.

No serán los días sin medida

los que me miren incrédulos,

¿yo seré?:

¿yo la que calla?,

¿yo la que habla?.

No, no, no, tres veces te diré que no

para que comprendas

que los espejismos del monte no opacan,

ni pierden, ni se precipitan por su ladera arbolada,

eres tú la que se desliza

y cae atolondrada por la felicidad,

encanto de mares

allí me iré a ahogar,

te daré los cinco dedos de mi mano,

mi boca a la sabia del mundo,

del color de las rosas impregnaré tu cuero

hasta la altura de un bien hecho

por tu generosidad,

y te empujaré, ¡oh si!,

te empujaré exhalando el humo

del puro obsequio de la vida,

resbalando, llena de alegría,

hacia la lápida solitaria del poeta.

Susana Lorente Gómez



Balcony on Boulevard Haussmann


CANTO A NOSOTROS MISMOS

(Miguel Oscar Menassa)

8 de marzo de 2010

en el día de la mujer trabajadora

Varias putas y vírgenes me habitan

y no dudo en besar sus labios

si en sus reyertas

alguna baja la mirada.

Soy el dolor de las madres

por sus hijos muertos

antes de nacer.

Una hembra de carne

muda.

Una voz tan feroz

que mata las ansias de su hombre

la vorágine perturbadora.

Soy el pájaro cantor que vuela tras tu sombra.

El que velará tus sueños

cada noche

y te impondrá la religión de tus días

sin remedio.

El pájaro que picotea tu nuca

hasta agujerearte el alma

y te apalea en peligro

con tus propios huesos.

Soy la fugaz luz de la alegría

tendida en las alturas.

Miradme,

pues no me alcanzaréis,

jamás.

Secular, más amante,

escucho la voz de mi presente

que me ata aquí,

a mis huesos

roídos por la desesperación.

¡Y yo soy la campana que repica tu adiós

la que canta a los niños muertos

a la mujer que nace al mundo

arrancada de su propia sangre!

Soy, la que viene del infierno

Para contarte la verdad

vertida en llamas que me arrastran

ametrallada contra el papel.

Soy la única valiente:

la mujer

que se atreve a no morir

aunque ya esté muerta.

Virginia Valdominos





NO ENTENDÍ

No entendí que el viento

constructor de sombras

lentamente se estrechase

transformándose

en ciego eclipse de tiempo.

No entendí que la tierra

absorbiera impunemente

silencios olvidados

caminos de la vejez perdida.

No entendí

pero escuché en tus ojos

ruidos de selva como ecos

de un compás arrollador

y mil caricias

de piel agudizada.

No entendí,

y, sin embargo, druida,

tu voz fue suave

diminuto tacto de seda

órbita de abrigo.

Rosa Puchol




Paris rainy small


UNA MUERTE PEQUEÑA

Muere el hombre, nace el poema.

Sobre el papel las letras ríen y lloran,

sangran y cicatrizan,

a veces se retuercen, y otras simplemente

no aparecen.

Juegan, seducen, se apoderan del silencio.

Una muerte pequeña es tolerable cuando al fin se logra escribir

un pequeño verso.

Carmen Parra





Y NO ME DIGAN NADA


Y no me digan nada,

los que se dejan atravesar por lúgubres primaveras

machacadas por libros no leídos,

que se asemejan a pozos negros.


Los intransigentes balbuceando sólo afectos,

falsos aprendices de la vida

sin haber aniquilado ni las esquinas más sobresalientes de la envidia,

que punzan y hacen sangrar a sus propios ojos.


Los que llevan disfraces de hurto de vidas ajenas,

pisando hombros que tratan de corregir la postura día a día.


¡No! ¡No me digan nada! ¡no me lo cuenten a mi!

En cuanto hombre-mujer de este mundo,

puedo decir que no me interesa.


No me interesan los que jamás se han dejado atravesar por

ningún pensamiento

cuyas verdades sí atraviesan siglos.


Los que no osan romper la perennidad de sus ideas,

para poder gozar de algo más que de sus manidos goces caducos.


Y que no me digan los que viven sin inmutarse

rodeados

de historia que grita por su condena.


¡Ni siquiera escribir este verso me hace bien!

No quiero escribir a quien no me dice nada.

Quiero escribir al que me dice algo,

a quien con su verdad me atraviesa a mí.

Contigo poeta es con quien quiero conversar


Marta Herráez González




Voces antiguas me cercan

Monto el caballo de las bridas de mi infancia
y aún siento un miedo acunado,
encendiendo hasta mi columna
las danzas verticales que compuse
para nacer en hoja y manzana escarchada.

Hoy, varada en la orilla de aquel instante
escupo por la escotilla los fantasmas
de las gravitaciones primeras.

En la corona de mi vientre nací conjugada
para llevar la simiente de todas las palabras,
para procrearte poesía,
en las pisadas de mi desierto.

Elena Conchello.

SI PUDIERA

Si pudiera conocerte en el asombro segundo,

guardar tu mirada como un nautilus descuidado

y subir por tu piel hacia el ocaso postrero...

Si pudiera lanzar mi voz más allá de la tumba,

recoger el grano abandonado por los pájaros

y descender hasta lo más hondo de mi alma...

Si pudiera en mi palma colocarte, amor,

reconocer en tus ojos mares extraviados

y encontrar en tus labios la fragancia de la noche...

Sería como el principio de un nuevo final:

palabra que exterioriza mi alma,

altura donde siempre estás tú.

FERNANDO ÁMEZ MIÑA