revista virtual de poesía
27/05/2009
Coordina: Alejandra Menassa de Lucía
UN HOMBRE PASA CON UN PAN AL HOMBRO
Con su andar de isla caribeña
menea el torso al son de la última parranda papayera.
Todavía el pantalón heredado por tres generaciones
arrastra los jirones dejando una huella indescifrable
en el recorrido tortuoso de sus pasos,
como antaño hicieron los antepasados.
Cabellera de musgo,
gesto embebido,
labios insolentes, frescos, apetecibles y furtivos,
sudor de mar,
manos de cal.
La fiesta se prolongó hasta el amanecer,
las primeras luces de la mañana iluminaron un relente reposado,
calle ungida a trompicones por el asfalto,
mezcla regurgitando aroma etílico y momentos de placer solapado.
Ese día el aire se desentumeció con los canturreos de la mañana,
y corrió un rumor de promesas
poco a poco diluidas por el calor húmedo de las almohadas.
Pasaba, con el albor del sol a la espalda,
como nadie y como otro,
lejano e impune, dueño de vida ajena,
recorriendo la cuesta en bajada con un pan al hombro,
y dejando que aquella pendiente, que aquello pendiente,
acechara el destino esquivo e incierto de su querido,
venero de cloaca, arrabal.
Susana Lorente
"Alegría de la vejez” de Miguel Oscar Menassa.
DE UN SOLO TRAGO
Levanto mi copa,
brindo por ti mujer,
por tus atardeceres rojos,
por tus noches de verde intenso,
por tu sonrisa espontánea , y el brillo de tu mirada.
Porque sí,
sin más razón que la de abrazar la vida,
por haber llegado hasta aquí,
al corazón del poema.
Carmen Parra
“Visión” de Miguel Oscar Menassa.
MORADORES DEL POLVO
Desnudas el poniente,
lo vacías de nubes, de viento y de bosques
para encontrar una certeza que no existe ya.
Buscador de palabras
resbalas
impasible
a orillas de la luz.
Te asomas a la noche
que se apoya sobre tu pecho
y te recorre
y te envuelve
y es tu propio dolor.
Buscas tu perdida languidez
entre los moradores del polvo.
Y ahora vas, traspasado difunto,
por las aguas ya desvanecidas.
Viajas hacia el esternón de tu memoria
y no percibes tu mano
detenida
sobre la inexplicable tierra.
Rosa Puchol
TRAS LA TERNURA
Será la fina lluvia que envuelve tus caderas
El gris tremendo que roza tus pieles muertas
Las finas gotas de vida que golpean tus ojos
Serán las flores secas que viertes a los pies del charco.
Golpes y golpes de vida que crujen contra mis piernas abiertas
Velos carnosos que resbalan por la trenza eterna de la historia de amor plena
Cuentos sin final que avanzan día a día a la sombra de la espera.
Te amo con rodillas clavadas en la arena
Delgadamente bella la inmensidad que nos separa,
expresamente eterna, la condensación de nuestras almas.
Unión pura y perfecta, trabajo pleno de corazones fuertes
Amor furioso de caricias suaves de brotes que siempre empiezan.
Canto por ti mi alegría, por ti, por mí resuena
Elevo mi voz al vuelo de nubes blancas que en su vagar se estrellan
levanto con planta hueste de alas que se baten en despedida,
bienvenida tenue de almas que de nuevo se encuentran ensimismadas de caricias
amadas almas que rozan sus plumas de cariño inmenso.
Quiero que crezcas conmigo y sin mí en la quimera,
quiero que me hagas inmensa
nacer de tu ser unidos
cada madrugada nueva esperanza,
forjada de nuevas veredas.
Virginia Valdominos
“Más allá de los cuerpos” de Miguel Oscar Menassa.
ROTO EL SILENCIO
Me fui acostumbrando
ciegamente
al vaivén sonoro
derramado
con insistencia
sobre el pulido metal
inocente.
Un cálido rumor
de oscuros
vientos engendrados
en lo hondo
desemboca
momentáneo
sobre los ojos
cerrados
de una estrella.
Ponía en mi mano
la tierra
salvaje
de otras galaxias.
acariciaba
con ellas
la negrura última
de aquél sueño.
Pájaro
de infinito viento
cercando en su vuelo
este paisaje agrio
donde desvelo mis últimos ponientes.
Fernando Ámez
“Playa de abril” de Miguel Oscar Menassa.
Y TE CUBRIÓ LA ETERNA SOMBRA LARGA
La ceniza llueve sobre mis ojos
No me deja ver la eterna luz
Cubre mis pies en su viaje
Las rodillas son su meta
Acaricio la suavidad de su rostro
No veo la malicia de su progreso
Avanza en la suavidad de mi piel
Ya recubre los muslos de mi memoria
Embriaga con su suavidad mi pecho
Camina por el gris de los sentidos
Se estrecha, se ensancha
Cuando el color se arruga, se hace tenue el gris
Se hace tenue el rojo vivo
La sangre apenas se hace encarnada
Coagulo el alma antes de dejarte
Antes de partir, me permito decirte
Algún día cuando la rabia te abandone
Allí estaré, allí te espero.
M. Carmen García Mateos
“Floreciendo el amor” de Miguel Oscar Menassa.
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